lunes, septiembre 26, 2005

…y con ustedes, Carlos Salinas

A.D.F.

…con la exoneración de su hermano Raúl, Carlos Salinas saldó el último pendiente que lo alejaba de los reflectores y meses atrás planeó su espectacular regreso. El evento magno de su retorno, su presentación en sociedad, fue el festival (como de la primaria) de Celebremos México en el Palacio de las Bellas Artes…

Carlos Salinas continúa sorprendiendo día a día con su astucia política y su peso real en las decisiones políticas de nuestro país y para muestra tenemos dos hechos recientes (sin olvidar el resurgimiento de las redes Pronasol): la revelación de su participación en las negociaciones para sacar la reforma fiscal en el primer periodo ordinario de sesiones de esta legislatura, y la entrevista concedida a Dennis Maerker para su programa “Punto de Partida”.

El primer hecho significa la concreción de una realidad por todos conocida pero por nadie confesada, que Salinas controla aún muchos e importantes hilos en la política nacional y que por él pasan infinidad de asuntos de la más alta importancia nacional.

El hecho que el nuevo gobierno de Vicente Fox y el viejo PRI atiendan al llamado de Salinas y acudan a su casa a ponerse de acuerdo, es síntoma claro de las fidelidades que reúne a su alrededor.

De Carlos Salinas se conoce que en sus estancias en México sostiene reuniones con personajes de muy diversos sectores pero siempre del más alto nivel, que una llamada suya basta para que se agilicen trámites o se obtengan favores, que tiene a un importante grupo de periodistas y líderes de opinión a sus servicios.

El ex presidente sin embargo, nunca hasta hoy se sintió cómodo en la escena nacional desde que dejó el poder porque el mito tejido sobre su figura –en gran parte creado desde el gobierno de Ernesto Zedillo-, le impedía su visibilidad y obligó a sus aliados a negarlo.

Con la exoneración de su hermano Raúl, Carlos Salinas saldó el último pendiente que lo alejaba de los reflectores y meses atrás planeó su espectacular regreso.

El evento magno de su retorno, su presentación en sociedad, fue el festival (como de la primaria) de Celebremos México en el Palacio de las Bellas Artes el 29 de agosto.

Carlos Salinas fue el invitado principal. Colocado al centro del recinto, a equidistancia de los personajes más notables de la política nacional, endilgado a sólo metros de distancia de Andrés López y junto a Enrique Peña, el ex presidente brilló entre todas las personalidades políticas y empresariales de este país, que, como era de esperarse, atendieron al llamado de la televisora.

En tanto, la entrevista transmitida ayer por Canal 4, sirvió para que ahora se presentara ante el gran público.

La entrevista fue pactada desde las más altas esferas de Televisa, e impuesta a Maerker quien se tuvo que atener a los lineamientos de ambos.

En primera instancia, la entrevista fue grabada, situación por demás segura en oposición a los programas en vivo, en la que Salinas no se expuso a que algo se saliera de control, con la posibilidad de repetir cuantas veces fuera necesaria la toma en caso de un traspié.

Por otro lado, Maerker, aunque incisiva en determinados momentos, se vio súbitamente desarmada ante un Salinas que tomó desde temprano las riendas del programa, marcando su propio ritmo y agenda de temas, respondiendo lo que convenía y capoteando los temas incómodos.

Los últimos 20 minutos del programa fueron una brillante pero a la vez grotesca demostración de temple de Salinas quien una y otra vez esquivó las preguntas sobre el “complot” y su relación con Carlos Ahumada, llegando al grado de incriminar a la entrevistadora, cuestionando él de dónde sacó la información y argumentando que era ilegal.

Al final, pudimos ver a una Maerker rendida que veía cómo el ex presidente se le iba vivo y descartando sus últimas preguntas porque no había leído o escuchado determinados artículos.

Así, Carlos Salinas tuvo una hora de programa (con gran cartel) en el que se pudo mostrar tal cual quiso, diciendo lo que le venía en gana y saliendo airosos de un duelo que fue breve, y que por lo demás, una simulación.

No desacredito el esfuerzo de la talentosa Dennis Marker ni pongo en duda su capacidad ni su integridad ante los dueños de la empresa, pero sí decir que ayer sirvió de coopresentadora del regreso de Carlos Salinas, tal y como lo soñó.

alfredo.diaz.f@gmail.com

domingo, septiembre 25, 2005

Discriminación

A.D.F.

…terminar con la discriminación requiere un cambio profundo en la cultura política y el primer paso para erosionarla, es reconocer que existe; no hablar de ella es engañarnos a nosotros mismos y posponer el tratamiento…

El día sábado acudió a la mesa de Reporte Deportivo, uno de los deportistas mexicanos más exitosos de todos los tiempos y el mejor del mundo por muchos años: Saúl Mendoza.

El campeón paralímpico llegó a las instalaciones de Grupo Imagen puntual a su cita pero no así al estudio. ¿La razón? El flamante y fastuoso nuevo edificio de la empresa no tiene rampas por ningún lado para acceder ya sea de la calle o del estacionamiento, a la plataforma de los elevadores. Qué vergüenza.

Ejemplos como el anterior abundan por doquier (la mayoría de las veces no los vemos) y nos ponen de manifiesto una problemática omnipresente: La discriminación.

Cuando hablamos de ella, existen cuatro verdades innegables:

  1. Vivimos en mundo en el que la discriminación sí existe.
  2. Es un atentado que lastima e impide avanzar hacia una sociedad equitativa.
  3. Todos somos responsables de ella, ya porque discriminamos o porque toleramos que alguien más lo haga.
  4. No va a cambiar de la noche a la mañana, requiere de un profundo y permanente proceso de reeducación cultural de la sociedad en su conjunto.

La discriminación está inserta en lo más profundo del tejido social y por tanto, es parte del comportamiento de los integrantes que la conformamos. Sin embargo, cuando estalla un caso escandaloso de lamentables consecuencias provocado por el odio (como los asesinatos de mujeres en Ciudad Juárez, discriminación a minusválidos, violencia contra minorías étnicas, etc.), la gente en su conjunto se apresura a mostrarse sorprendida y desmarcarse de esa práctica: “yo no discrimino”, dicen.

Empero, para que se pueda dar este fenómeno, toda la sociedad debe participar en menor o mayor medida para propiciar condiciones de existencia, de otro modo, no estaríamos hablando del tema.

Lo más grave es que la discriminación, exclusión, marginación o sobajamiento tienen un altísimo costo tanto para los individuos como para la sociedad y su sustento es tan absurdo como que es producto de supuestos imaginarios subjetivos sociales que le dan forma, se van interiorizando y adquiere valores normativos. En el extremo de la estupidez social, se la atribuye valor utilitario.

Una persona que discrimina es tanto responsable como víctima de un largo proceso. Desde los aparatos de socialización más temprana ya se notan casos de separación de las personas. Por ejemplo, en la escuela primaria ya se les dice a las niñas que determinados juegos no son para ellas o que los niños no lloran. Esa es discriminación de género.

En el segundo momento del caso anterior, el niño es educado en este pensamiento por un profesor que muy seguramente no actúa de mala fe, sino que sólo está reproduciendo un modelo que aprendió a través del mismo mecanismo.

Para acabar con este fenómeno se han emprendido infinidad de campañas y se recurre a eufemismos lingüísticos que solamente maquillan las desigualdades y pretenden negar la realidad sin llegar al fondo mismo del problema. Así, a los minusválidos ahora se les dice “personas con capacidades diferentes” o a los negros “negrito” o “morenito”. Esto no ayuda en nada.

Terminar con la discriminación requiere un cambio profundo en la cultura política y el primer paso para erosionarla (lo que indica que será un largo camino), es reconocer que existe; no hablar de ella es engañarnos a nosotros mismos y posponer el tratamiento.

Tenemos en la discriminación un severo obstáculo en la democratización de la sociedad. No habrá sociedad equitativa en ningún sentido mientras las diferencias signifiquen inferioridad.

Pero vamos por pasos y digamos las cosas como son: No somos iguales. Yo no soy igual a usted que lee así como usted no es igual a sus padres ni a sus colegas; unos somos hombres y otros mujeres, unos somos altos y otros bajos, unos tenemos SIDA y otros no, unos tenemos plenas capacidades motrices y otros nos desplazamos en silla de ruedas… evidentemente por nuestra condición, requerimos DIFERENTES condiciones para alcanzar un pleno desarrollo.

Una sociedad que no discrimina no es aquella en la que todos estamos hechos del mismo molde (como lo pensó Hitler o como pasa en Corea del Norte), sino aquella en la que las diferencias –muchas o pocas- son compensadas y no mermen el acceso a las mismas oportunidades. Ya lo decía Karl Marx, que la construcción de una sociedad equitativa era darle a cada quien de acuerdo a sus necesidades y de acuerdo a sus capacidades, es decir, ni ahí se habló de igualdad.

(Cabe aclarar en este momento, que la igualdad es un término jurídico liberal que asume a cada persona como un voto, o bien, con los mismos derechos y obligaciones ante la ley, de modo que no se puede trasplantar este concepto a la ciencia social)

Y es que la discriminación es un vórtice que a todos nos engulle. Así como en México discriminamos a determinados grupos, los mexicanos somos discriminados ante otras naciones, y esas a su vez frente a otros grupos. Nadie está exento. En este sentido, el grupo nacional crea expectativas de identidad cargadas de significados que permiten enfrentarse ante “los otros” y afirmarse ante sí. De este modo, el “diferente” es totalmente anulado sólo por esa única característica que lo emblematiza y ejerciendo presión para que abdique su inteligencia, afecto o aptitudes y se entienda a sí mismo a partir de ese único rasgo (color de piel, discapacidad, nacionalidad, etc.) que ante los demás lo hace inferior.

Cuando esta perversión se va añejando la discriminación se transforma en desprecio, luego se les considera una amenaza y por último en enemigos a los que hay que destruir, cuando en realidad se trata de un ataque a víctimas de la ignorancia e intolerancia del grupo agresor pues, per se, no representan nada de aquello que se les acusa.

Cambiar las leyes y que las instituciones modifiquen sus enfoques para enfrentar este fenómeno es sólo un paso menor. Si esto no se acompaña de un cambio correlativo en el plano cultural, es decir, resignificar por medio de juicios alternativos nuestras diferencias para que estas no sean de inferioridad, no habrá avances.

Democracia, justicia y equidad son puertos a los que sólo podremos arribar en cuanto prácticas como la discriminación queden desterradas por completo. No se puede considerar a una sociedad ni democrática ni justa ni equitativa mientras un solo integrante de ella sea ignorado o vejado por diferencia alguna que lo haga inferior ante los demás.

Cóctel

Desde este espacio, quiero saludar el nacimiento de How To Dismantle An Atomic Blog, un nuevo espacio comunitario en Internet al cual fui invitado a colaborar y que esta semana ve la luz.

Lo invito a que lo visite y participe en él. Desde aquí estaremos colaborando con ciertos artículos que serán compartidos aunque existirán otros que serán exclusivos para este sitio.

alfredo.diaz.f@gmail.com

lunes, septiembre 19, 2005

1985, a 20 años del terrmoto social

A.D.F.

…los ciudadanos tomaron en sus manos la solución a sus problemas y no las solas demandas o su voluntad entregada a un líder. Esos mismos que se encontraron abandonados y sin nada, fundaron nuevas formas de relación con el gobierno y sentenciaron el fin del régimen del PRI…

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Hoy 19 de septiembre se cumplen dos décadas del terrible terremoto que sacudió a la Ciudad de México a las 7:19 horas de la mañana.

La Historia de México desde entonces no se puede entender sin las miles de tragedias, pérdidas materiales y humanas (siempre las más) de ese acontecimiento y lo que éstas provocaron. Esa mañana, sin suponerlo, la sociedad propició un giro definitivo a su futuro y dio a luz a la sociedad civil, la cual arrancó ese día a la clase política el monopolio del poder y fracturó –como a los cientos de edificios que se derrumbaron- el corporativismos priísta que no resistió más.

La sacudida trepidatoria de la tierra de 8.1 grados de intensidad en la escala de Richter, fue superada con creces por el sismo social que se desató ante la artera anodina reacción de las autoridades encabezadas en ese entonces por el presidente Miguel de la Madrid y Ramón Aguirre en el desaparecido Departamento del Distrito Federal (lo que a la postre le costaría la nominación presidencial de 1987).

Sin que nadie lo planeara y sin que nadie buscara sacar provecho político de la crisis, el sentimiento de solidaridad ante el desamparo de las autoridades y la emergencia, hicieron que la gente se movilizara y tomara en sus manos el rescate de las personas atrapadas en los escombros, el desalojo de los cadáveres, el funcionamiento de la ciudad y la atención a los heridos y damnificados que lo perdieron todo.

En cada colonia, brigadas conformadas por trabajadores, estudiantes, profesores, amas de casa, todo aquel que tuviera la voluntad de trabajar, organizados por sí mismos y sin responder a nadie, alimentaron y curaron a los que lo necesitaban sin pedir nada a cambio.

Por su parte, el gobierno federal, tardó más de 48 en declarar la emergencia y en liberar los recursos –humanos y financieros suficientes- para hacer frente a la crisis. Es más, en primera instancia se rechazó la ayuda internacional ofrecida arguyendo un obtuso nacionalismo en un ataque de soberbia injustificable: Nosotros podemos, se dijo.

Así, los ciudadanos –por primera vez en la Historia- tomaron en sus manos la solución a sus problemas y no las solas demandas o su voluntad entregada a un líder. Esos mismos que se encontraron abandonados y sin nada, fundaron nuevas formas de relación con el gobierno y sentenciaron el fin del régimen del PRI.

El gobierno nunca más logró recuperar la homogeneidad política y el desmoronamiento comenzó de inmediato. Miles de afilados a sus organizaciones urbanas los abandonaron y aquellos que se mantenían hasta entonces al margen, se integraron como participantes activos. Las luchas urbano populares de fines de la década de 1960 y 1970 que hasta entonces se habían mantenido en la periferia de los grandes centros urbanos, ingresaron con fuerza a la médula devastada de la ciudad y nunca más pudieron ser ignorados. Aunque existieron intentos de reincorporación, estos sin duda fracasaron y lo siguen demostrando cada vez que el PRI repite su tercer lugar en las elecciones en el Distrito Federal.

Las consecuencias de esa fractura social las seguimos viendo hasta nuestros días y el sismo de 1985 es referente obligado para explicar, entre otros mayúsculos fenómenos, la transición política. El vigor del Frente Democrático Nacional de 1988 encabezado por Cuauhtémoc Cárdenas, no se puede entender sin los grupos que lo apoyaron, muy en especial en el Distrito Federal, de los cuales, varios surgieron a raíz de sus demandas de vivienda e indemnizaciones tras el terremoto. Del mismo modo, la llegada de Vicente Fox a la presidencia en el 2000 o la eventual de Andrés López el año entrante, son consecuencia directa del despertar de la sociedad esa mañana del jueves 19 de septiembre de 1985.

Así pues a 20 años, valga un homenaje a las víctimas de la mayor tragedia natural que a azotada a nuestro país y un reconocimiento permanente a los miles de héroes anónimos que con su solidaridad desinteresada no sólo salvaron miles de vidas, sino que provocaron un revulsivo positivo para nuestro país, marcando para siempre la historia de México.

Cóctel

***Un triunfo al movimiento de equidad de género en Nepal. Por más inverosímil que parezca tener que decretar esto en pleno 2005, la Corte Suprema de Justicia de ese país ordenó poner fin a la práctica discriminatoria tradicional consistente en aislar por cuatro días a las mujeres durante su periodo menstrual.

Ocurrida con mayor incidencia en lejano oeste del país, las mujeres son enviadas a los establos donde son sometidas a maltrato físico y verbal y alimentadas con sobras.

La decisión de la corte tomada el miércoles, ordena desterrar la tradición a la que califica de malévola. Pushpa Bhusal, abogada y líder feminista, aplaudió la decisión pero aseguró que una ley no basta, sino que se requiere educar a la sociedad en el respeto a las mujeres.

***De lo que uno se tiene que enterar gracias a la cámara indiscreta de Rick Wilking, fotógrafo de Reuters.

El pasado 14 de septiembre, en reunión del Consejo de Seguridad como parte de la Sesión General por el 60 aniversario de la ONU, al presidente de los Estados Unidos George Bush le llegó ese incómodo momento cuando uno está atrapado en medio de una junta y… necesita ir al baño. Así pues, pidió consejo a su secretaria de Estado Condoleezza Rice diciéndole: “Creo que necesito un descanso para ir al baño, ¿es eso posible?

La postal ya le dio la vuelta al mundo y no han faltado las burlas al curioso detalle, que como muchos otros, no tienen nada de trascendente mas que se trata del hombre más poderoso del mundo “aguantando las ganas” y que un fotógrafo estuvo ahí para captarlo.

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alfredo.diaz.f@hotmail.com

martes, septiembre 13, 2005

Calderón, lo que sucedió y lo que vendrá

A.D.F.

…así, Calderón, como la tortuga de la fábula, trabajó duro y rebasó a la ensimismada liebre que ya estaba pensando en la final sin haber ganado la preeliminar. Ahora, lo que viene es incierto porque estamos frente a un escenario no contemplado ni por el más arriesgado pronóstico: Calderón candidato del PAN…

En el PAN aún no terminan de asimilar la enorme sorpresa de la victoria de Felipe Calderón en la primera ronda de su proceso interno de selección de candidato. La contundencia del resultado que obtuvo sobre Santiago Creel, ya ha sido llamado el Felipazo.

Su triunfo es producto de dos factores de igual peso: por un lado su estrategia de campaña y por el otro los errores del equipo y del mismo Santiago Creel.

Creel, dando por sentada la ventaja que mantenía desde hace un par de años en las encuestas frente a todos los demás panistas, pensó que eso se reflejaría ipso facto en un proceso de selección cerrado, es decir, donde sólo participan militantes y adherentes del PAN. Primera falla (de la que se derivan las siguientes).

El ex Secretario de Gobernación pensó que el panismo tradicional, el que de hecho salió a votar este domingo, lo elegiría con miras a presentar un candidato fuerte ante toda la ciudadanía, por lo que enfocó la mayor parte de sus esfuerzos (y honrosísimos recursos) en reafirmar su popularidad ante el gran público, aunque de este no depende el proceso panista, al contrario de lo que sí pasó con el Tucom, que le dio cierto porcentaje a la opinión general.

Así, fuimos testigos de una extensa campaña de Creel en medios que apelaba a la ciudadanía en general, lo que no hizo Felipe Calderón quien, aunque figura muy por debajo en la opinión general, entendió que a los que debía convencer era a los panistas, es más, le dio más peso a los militantes que a los adherentes (en su mayoría jóvenes), porque estos son los que definen el futuro del partido por medio de su participación.

Así mismo, Santiago Creel tuvo que pagar dos facturas de las que nunca buscó desmarcarse –o lo hizo con extrema torpeza-: ser el candidato de Vicente Fox e insistir en mostrarse como la continuación de su administración (cabe entonces pensar en un voto de castigo) así como no poder convencer a los militantes del partido de ser un defensor suficientemente fuerte de los valores de ese partido, es decir, pagó no haber nacido en sábanas azules.

Por su parte, Felipe Calderón (que cuenta con un botín moral más importante que el de sus competidores luego de su oportuna renuncia a la Secretaría de Energía tras el regaño presidencial), se movilizó en la caza del voto duro del PAN y consciente de que no la tenía fácil, trabajó con mayor ahínco que Creel, quien un día sí y el otro también, cancelaba eventos y dejaba plantados a sus seguidores, incluso en dos ocasiones lo hizo a sus contrincantes y al presidente del partido.

Calderón recibió el empujón final en el “debate” del jueves pasado al que se presentó mostrando mucha mejor preparación de sus ideas –con las didácticas cartulinas-, y haciendo gala de la labia que le ha dejado su extensa experiencia legislativa y su formación en retórica como todo panista de cepa que se precie de serlo. Creel, en cambio, se desbarrancó y lo supo; su nerviosismo lo delataba.

Así, Calderón, como la tortuga de la fábula, trabajó duro y rebasó a la ensimismada liebre que ya estaba pensando en la final sin haber ganado la preeliminar. Ahora, lo que viene es incierto porque estamos frente a un escenario no contemplado ni por el más arriesgado pronóstico: Calderón candidato del PAN.

El sábado Santiago Creel pidió que si obtenía más del 10% de ventaja, los otros dos declinaran, ahora que Calderón lo derrotó superando ese margen, ¿declinará Creel, o se hará el ocsiso una vez más y no le apsotará al llamado del que ahora lleva la mano? Calderón no lo pidió he hizo bien, porque puede crecerse hacia afuera mientras se mantenga la atención de los medios en el proceso.

En lo que respecta a las dos rondas siguientes en el partido, (2 y 23 de octubre), se puede anticipar una victoria de Calderón producto del “efecto cabús” (o cargada) que va a animar a más votantes a sumarse al sorpresivo carro vencedor, lo que le permitirá mantener la ventaja en las dos rondas que siguen, a las que desde tiempo atrás, se preveían más reñidas, porque la primera se le apuntaba fácilmente a Creel, lo que al final no sucedió.

Una vez concretada esta posibilidad, el PAN verá mermada su intención de voto porque Calderón es una persona muy poco conocida frente a los titanes de López y Madrazo. En cambio, lo que pueda venir a futuro será muy interesante pues el blanquiazul será entonces el único partido que presente algo fuera de lo previsto años atrás y llegue al 2006 con un candidato menos maltratado que los otros dos y que mostraría una cara fresca más por la poca exposición que ha tenido que por su inexperiencia. Lo que esto depare es difícil de prever.

Por lo pronto, el proceso de selección panista nos ha dado la mayor sorpresa de este amplísimo preámbulo electoral y una lección: La previsión de la victoria de Santiago Creel (que todos sostuvimos) respondió más a la mera impresión y a la falta de análisis porque, -como en el caso de Manuel Espino que venció a Carlos Median en la competencia por la dirigencia del partido- los análisis ignoramos los mecanismo internos del partido. Al PAN hay que verlo con ojos panistas como al PRI desde los priístas, al PRD desde el perredismo, etc...

Cóctel

¿Qué haría con 648 241 dólares?, ¿qué pasaría si su vecinos, sus amigos, sus compañeros de trabajo tuvieran la misma cantidad? ¡Qué vida! Pues eso es lo que le corresponde a cada habitante de Suiza si se dividiera la riqueza de su país en partes iguales según el Banco Mundial en una medición que sólo ellos entendieron cómo la hicieron, pero que dicen, es más completa que aquellas que sólo se basan en el PIB.

En el otro extremo está Etiopía, a quien por cada habitante sólo le tocan 1 965 dólares, es decir, por cada dólar que los etíopes tienen, los suizos guardan ¡330!. Qué obscena es la desigualdad en la repartición de la riqueza en el mundo.

En lo que respecta a México, nuestro país ocupa el quinto lugar de riqueza en América Latina debajo de Argentina (que no se la creen), Uruguay, Brasil y Chile. Por debajo de nosotros quedaron Costa Rica, Panamá y Venezuela.

Así, el top 10 de los países más ricos del planeta queda así: Suiza, Dinamarca, Suecia, Estados Unidos, Alemania, Japón, Austria, Noruega, Francia y Bélgica. Qué curioso que de estos, sólo cuatro integren el mal llamando G-8, de los países más ricos (sic).

alfredo.diaz.f@gmail.com

lunes, septiembre 05, 2005

Quinto Informe de Fox

A.D.F.

…que el presidente se tenga que cuidar de estos riesgos, va más allá del cuidado de imagen. Es un síntoma terminal de un ritual, que pese a todo, no cambia y que pone a Fox, en parte, como víctima de un proceso que se cuece aparte y que se remonta hasta antes de su llegada al poder…

Introducción

El mensaje que leyó el presidente Vicente Fox durante la ceremonia del Informe, desató un intenso debate en torno al objetivo para cambiar la tradicional lectura de cifras y logros, por un mensaje político. Para algunos fue un acierto, para otros una irresponsabilidad, y sin embargo el debate que generó, es sobre las bases mismas que durante décadas funcionaron como sustento de este rito.

El clima previo a la ceremonia estaba enrarecido por ambos lados: la Presidencia de la República con una campaña en medios que atacaba al pasado y responsabilizaba al poder legislativo de la parálisis de esta administración, y por el otro, la designación del priísta Heliodoro Díaz como presidente de la Cámara de Diputados, un hombre del bronx de San Lázaro, incondicional a Roberto Madrazo, golpeador político de personajes como José Mura y Ulises Ruiz, y encima de todo, señalado como el artífice del ataque vandálico a la casa de Elba Esther Gordillo el día anterior. La mesa estaba puesta para la confrontación, cosa que al final, no sucedió.

A diferencia del año pasado, cuando hubo 21 interpelaciones que significaron nueve minutos y 17 segundos de pausas en la lectura del presidente, este año únicamente hubo cinco interpelaciones, dos de ellas, absolutamente fuera de lugar, como la que siguió a la frase “hemos construido muchos muros y pocos puentes”.

Y es que como señaló Carlos Marín (“El asalto a la razón”, Milenio, 2 de septiembre, 2005), el presidente frenó en seco y la jauría –ávida de protagonizar otro rosario de interpelaciones- no ésta no supo qué hacer. Así, la apuesta de Vicente Fox resultó en una victoria en ese frente, y así lo consideró su equipo de comunicación (“Bajo Reserva”, El Universal, 2 de septiembre, 2005).

La crisis de la ceremonia del Informe

Sin embargo, el que el presidente se tenga que cuidar de estos riesgos, va más allá del cuidado de imagen. Es un síntoma terminal de un ritual, que pese a todo, no cambia y que pone a Fox, en parte, como víctima de un proceso que se cuece aparte y que se remonta hasta antes de su llegada al poder. Jaime Sánchez Susarrey (Reforma, 4 de septiembre, 2005.) señala que el informe es un pilar del presidencialismo, que sin embargo, nunca fue una ceremonia “ni republicana ni democrática”. Ésta ha pasado de un extremo a otro, y ahora es un “ritual antipresidencialista” que ante su irreverencia y estridencia, “es tan poco republicano como el anterior”.

Francisco Valdéz Ugalde (“¿Qué pasa con el formato?”, El Universal, 4 de septiembre, 2005), para quién el mensaje de Fox fue un acierto, abunda:

La diversidad plasmada en la pluralidad política choca con sistemáticamente con un modelo político diseñado en otros tiempos y para otras condiciones. La imagen repetida de un presidente increpado en un Congreso que no da cauce exitoso a sus iniciativas, proviene en su fondo, de la persistencia de un molde constitucional en el que ya no cabe la realidad.

Fue en esos “otros tiempos” en los que la quintaesencia de la democracia republicana adoptada en 1824, la rendición de cuentas sobre el uso del poder, se desvirtuó en el origen, como sostiene Lorenzo Meyer (“Agenda Ciudadana”, Reforma, 1 de septiembre, 2005) y por el que guarda su forma actual.

Meyer hace un viaje por la historia y nos señala la evolución del informe. Su origen se sitúa en 1821 en un mensaje de una cuartilla y cuarto que leyó Agustín de Iturbide ante la Junta Gobernativa en el que recuperaba los ideales de independencia. Por su parte, el primero en dar una lista de logros de gobierno, que 114 años después desapareció, fue Porfirio Díaz en 1891 en una lectura cuatro veces más extensa que todas sus predecesoras: ocho cuartillas en total. Y de ahí su crecimiento sostenido. La última comparecencia del General Díaz antes de su derrocamiento constó de 13 fojas.

Francisco I. Madero ocupó 21 páginas en su único informe; Venusiano Carranza, 59; y Lázaro Cárdenas 23. Pero con la llegada del PRI la lectura del informe alcanzó su cenit. Los de Adolfo Ruiz Cortínez constaban de 50 páginas y el de 1976 de Luis Echeverría la friolera de 76.

Pero en el fondo de todo esto, se encuentra el formato actual y que se ha puesto en discusión tras el mensaje de Vicente Fox. Como señala Meyer, durante el régimen del PRI, el informe no se trató de otra cosa que la “afirmación ostentosa de la primacía autoritaria del poder presidencial sobre los otros poderes”. Era el día del presidente y estaba diseñado para rendirle pleitesía en onerosas comidas y besamanos. Hoy que el presidencialismo ya no es así, pero las leyes se mantienen, nos encontramos frente a este debate y ante escenas lamentables como las de hace un año. Gilberto Rincón Gallardo explica que “el viejo modelo del informe transitó con gran velocidad de una asimetría favorable al presidente en turno a una asimetría contraria, en la que el propio presidente se halla en una surte de inmermidad frente a su auditorio directo.” (Reforma, 4 de septiembre, 2005) Es anómalo que, le digan lo que le digan los legisladores, el presidente no pueda contestar.

Sobre esto último, se alzan voces que demandan que el presidente acuda a debatir de frente con los legisladores, pero en un sistema presidencial como el que vivimos, hay puntos que considerar. Sánchez Susarrey (Idem) sostiene que el presidente no puede ni debe debatir de igual a igual con los legisladores, porque a diferencia de los sistemas parlamentarios o semiparlamentarios, el gobernante no salió de entre ellos.

Por su parte, Porfirio Muñoz Ledo señala que es contradictorio que el presidente acuda ante el Congreso en su doble función de Jefe de Estado (simbolizado con la banda presidencial), a rendir un informe administrativo, que corresponde al trabajo de un Jefe de Gobierno. Desde su punto de vista, el Jefe de Estado no debe ser interpelado, en cambio, el Jefe de Gobierno tiene que serlo y debe contestar, pero como en México ambas figuras se presentan en el mismo momento y en la misma persona, causa confusión.

La propuesta de este politólogo, que vale la pena rescatar en tanto no se cambie a un sistema semiparlementario, es que el presidente de la República, en su condición de Jefe de Estado, se presente ante el Congreso a dirigir un breve mensaje político el día de inicio de periodo, y posteriormente regrese a discutir el trabajo de la administración ya sin esa investidura.

Las palabras de Vicente Fox

Es importante destacar el hilo conductor: democracia. Durante el mensaje, Vicente Fox dijo en 44 ocasiones “democracia”, “democrático”, “democrática”, “democratizadora” y todos los derivados de la raíz griega δημοs que vinieron a su mente, como tratando de enfatizar el papel que su llegada al poder significó, asumiéndose no como producto de un proceso democratizador de décadas –al que ha ignorado-, sino como su redentor.

Las críticas a su mensaje se sustentan mayormente sobre la vacuidad del mensaje. “Un informe de frases, no de cifras. Tan breve que parece que sólo fue de trámite, pues ni el mismo Fox quería estar ahí (ni nadie más)”, sentenció Francisco Cárdenas (“Pulso Político”, El Universal, 2 de septiembre, 2005). Para Raymundo Riva-Palacio el quinto informe fue un cambio más del gobierno del cambio, pero por la vía indeseada, la de “la devaluación de la investidura presidencial” (“Estrictamente Personal”, El Universal, 2 de septiembre, 2005). “Faltó liderazgo”, reclamó Carlos Mota (“Cubículo Estratégico”, Milenio, 2 de septiembre, 2005) y Gerardo Unzueta se preguntó, citando un pasaje del Mío Cid, en español antiguo: “El Informe, ¿do está?”

Y es que en el fondo, también está el problema de la credibilidad del presidente. ¿Siquiera valía la pena que intentara decir otra cosa? Raúl Cremoux dice que la rendición de cuentas bajo este formato ya a nadie deja satisfecho, ni siquiera a preparan y difunden. Los sistemas de valores por los que se transmitía el acontecer de la vida política han cambiado pero dejaron intacto el centro nodal, teniéndonos ahora frente a una ceremonia que interesa poco, y dice menos. (“¿Fox es creíble?, El Universal, 2 de septiembre, 2005).

¿Y si lo hubiera dicho, qué ganaba? Aparentemente nada. La oposición seguiría insistiendo en el fracaso rotundo del presidente, ignorando alevosamente los pocos logros que sí ha tenido, que serían los mismos que su partido intentaría enaltecer. “Entre la clase política, no habrá, porque no puede haberlo, un balance objetivo” (Ricardo Raphael de la Madrid, El Universal, 2 de septiembre, 2005).

Vicente Fox intentó ser conciliador, hizo llamados a la conciencia y al trabajo en conjunto, señaló que hay materias en las que sólo se avanzará mediante la coordinación del Poder Ejecutivo y Legislativo y tiene mucha razón. Pero este mensaje llega cuando sólo le quedan quince meses en el puesto. Jorge Fernández Meléndez abunda:

Quizás hubiera sido un buen discurso para inaugurar un mandato constitucional, fundacional, para trabajar durante seis años. Pero cuando apenas quedan quince meses de gobierno no es suficiente.

Y encima de todo, es contradictorio, porque no son estos términos en los que se ha conducido durante su gestión, el llamado llega envuelto en la atmósfera hostil por su campaña previa al informe. ¿Por qué le habrían de creer?

Empero, no todo es negativo para el presidente. Hubo ofertas al diálogo, a asumir responsabilidades compartidas, se hizo hincapié en la necesidad de transformar la democracia electoral en beneficios reales a la gente, se reconocieron materias pendientes. En fin, puntos importantes que fueron tan escasos que se perdieron en la retórica, pero que hay que destacar.

El mensaje de Fox buscó así mismo, explorar los terrenos de los que sacará su legado político. El desafuero de López Obrador marcará ineludiblemente su gestión, y la falta a sus promesas de campaña lo dejan con poco de dónde cortar. Así, Fox pretendió, inocentemente, colgarse la medalla de la democracia, pues a cinco años, ya no tiene nada que presumir más que haber sacado al PRI de Los Pinos. Pero pareció más un corte de caja anticipado; ya bajó la cortina.

Al final, Vicente Fox no quedó tan mal parado. Heliodoro Díaz quedó peor. Con una respuesta absolutamente desarticulada del mensaje que el presidente acababa de dar, con una lectura paupérrima y una demostración de falta de oficio de oratoria que hicieron de él una caricatura. Qué mal lector de discursos escogió Emilio Chuayffet.

Al final, lo mejor del quinto informe de gobierno de Vicente Fox, es que ya sólo falta uno.

alfredo.díaz.f@gmail.com