martes, diciembre 27, 2005

A un paso del 2006

A.D.F.

…la rudimentaria y absurda maniobra para sacar a Andrés Manuel López Obrador de la promiscua carrera presidencial que cumple ya dos años, nos dejó las más importantes lecciones del año, las cuales, una vez pasado el trago amargo, parecen ser alentadoras…

2005, un año más que termina y que nos obliga a hacer un corte de caja para revisar los pasos andados. Vislumbrando el 2006 a proyectar el futuro por esa necesidad tan humana de dibujar imágenes para enfrentar la incertidumbre por senderos más o menos previstos.

2005, el año del desafuero. La rudimentaria y absurda maniobra para sacar a Andrés Manuel López Obrador de la promiscua carrera presidencial que cumple ya dos años, nos dejó las más importantes lecciones del año, las cuales, una vez pasado el trago amargo, parecen ser alentadoras.

Con el desafuero descubrimos que el ciudadano de a pie no es tan ajeno a la vida política, que no se le puede pisotear infinitamente y que es capaz de apropiarse y sentirse parte de un proyecto que, mal que bien, es el más prometedor en una primera lectura.

Ese ciudadano común que salió a marchar como millones más en dos ocasiones, dejó en claro que su participación política va a ir de hoy en adelante, más allá del llamado a votar de cada tres años, más allá de las despensas y costales de cemento. Pero más importante aún, más allá del abuso de las autoridades.

AMLO tiene ahora sobre sus hombros una enorme responsabilidad de la que no puede rehuir, porque su defensa encabezada por el pueblo genera costos y compromisos que deberá honrar si se concreta su eventual victoria en el 2006.

2005, el año del sepelio del sexenio de Vicente Fox. Con 11 meses más por delante, la administración Fox terminó con el último tema en el que aún no había defraudado: la corrupción.

Las historias sobre el enriquecimiento inexplicable (muy explicable) de los hijos de su esposa y la construcción de un rancho a expensas del erario público y bajo el cuidado del Estado Mayor Presidencial -que es un talante más de los desvaríos de la pareja presidencial-, fueron el colofón de un gobierno que ni en ese tema, aunque fuera uno, pudo cumplir.

El presidente Fox dejará ya en menos de un año Los Pinos, rodeado de sombras y habiendo apagado él con su esposa, con la última luz que le pudiera haber servido para plasmar su legado.

Vicente Fox pasará a la historia (si nada extraordinario sucede el año entrante) como un presidente que hizo lo más importante de su gestión, antes de asumir el cargo: sacar al PRI de la presidencia.

Manuel Bribiesca es junto con Arturo Montiel, el punto de encuentro de lo más nauseabundo del PRI con lo que supuestamente fue “el cambio”. Ambos encarnan hoy la impunidad consensuada en las altas esferas del poder, la continuidad de la corrupción institucionalizada, del nepotismo como práctica corriente.

Sin duda el año que viene estará marcado de hito en hito por el tema electoral. Los actores están definidos, con posiciones más o menos claras en cuanto a su punto de arranque en los próximos meses en una competencia perfectible pero que se ve vigorosa. Persistente, sin embargo, una sombra de la incertidumbre ante un escenario inédito.

La transición del 2006 será la primera en su especie. Si bien en el 2000 el cambio no tuvo sobresaltos, eso no es garantía de que por de foul pasaremos la que viene del mismo modo. Los fiascos de 1982, de 1988 y de 1994 fueron responsabilidad de lo hecho y no hecho por quienes dejaban el cargo. Que el 2000 lo viviéramos de manera armoniosa fue el resultado de un trabajo sostenido de un aún invalorado Ernesto Zedillo. Cabe entonces preguntarnos ¿qué está haciendo Vicente Fox para cumplir con una transición ordenada y estable como la que él recibió? Es preocupante la lectura del discurso presidencial que da por sentado que si ya funcionó una vez, lo hará de nuevo.

En 2006 probablemente México se unirá al viraje que Latinoamérica está viviendo hacia gobiernos de izquierda (no todos del mismo origen ni con el mismo discurso). Si bien es comprensible que exista un clima de preocupación por el evento, el cual ha sido alimentado permanentemente por apocalípticos pronósticos, no existen señales que nos indiquen que estamos acercándonos al precipicio. Episodios tan ríspidos y peligrosos como el del desafuero, demostraron que por muy profundo que fue el encono y la división en la sociedad en dos bandos, se pudieron mantener los cauces pacíficos e institucionales.

Algunos de los eventos que marcaron el 2005 serán los que determinarán el año que vamos a comenzar. Otros nuevos surgirán porque siempre hay un amplio vacío que la incertidumbre y la sorpresa llenarán.

No hay plazo que no se cumpla ni fecha que no llegue y en una horas más cruzaremos la frontera del mítico 2006.

No me resta sino agradecer la lectura paciente de este espacio. Agradezco infinitamente sus comentarios y espero seguir contando con el favor de su atención.

El fin de un año no representa el fin de una era "Nothing's changed on New Year's Day" escribió Bono hace 21 años, y es verdad, nada cambia en Año Nuevo. El tiempo lo hacemos racional con su medición, pero estas son tan subjetivas como lo más. Terminar con un año sirve de “corte de caja” para hacer un balance. Deseo que el suyo sea positivo, y que el del próximo año sea infinitamente mejor. Gracias y feliz 2006.

alfredo.diaz.f@hotmail.com

REPORTAJE // El PRD a las puertas de Los Pinos: Negociaciones para la integración de las listas plurinominales al Congreso de la Unión. Cuarta entrega

A.D.F.

…un perredista que aspire a ser candidato al Congreso deberá, a parte de cumplir con los requisitos expuestos en la convocatoria, pasar el filtro de su comité local y luego del nacional. Si decide postularse bajo otras siglas, pierde sus derechos como militante. En el sentido contrario, no parece tan complejo para los candidatos ‘palomeados’ por AMLO que se integran al PRD…

Los conflictos y los candidatos internos

Ante el estrecho número candidaturas al Congreso que quedan entonces disponibles para los militantes del PRD, los conflictos al interior del partido tienden a agudizarse.

La organización en torno a corrientes y liderazgos históricos se fortalecen en busca de mejores posiciones para negociar. Ejemplo de ello es el nacimiento de la corriente Movimiento por la Democracia que encabeza el coordinador de los diputados perredistas, Pablo Gómez.

El nuevo grupo aliado de Unidad y Renovación al que pertenece Rosario Robles, cuenta con la simpatía de trece diputados federales y tres asambleístas y cuenta con el respaldo de Javier González, ex director del Sistema de Transporte Colectivo Metro, Alfonso Ramírez Cuellar, líder del Barzón y de Inti Muñoz. Según notas periodísticas, el grupo ya exigió al partido su cuota de escaños en la Cámara de Diputados y en la Asamblea Legislativa del Distrito Federal (Reforma, 30 de octubre, 2005). Además no hay que perder de vista que Pablo Gómez ha manifestado en diversas ocasiones, su deseo de convertirse en senador el próximo sexenio.

El Consejo Nacional de inicios de mes fue el escenario donde afloraron las diferencias y los forcejeos por las posiciones. Mientras se aprobaba la plataforma electoral conjunta y el presidente del partido llamaba a los presentes a permitir abrir los espacios a las candidaturas externas, Pablo Gómez reclamaba que las instancias partidistas debían llevar a las candidaturas a los “genuinos representantes” del PRD que “expresen con claridad y firmeza las causas del partido”; pedía una “política unitaria de inclusión” (El Universal, 7 de diciembre, 2005).

El día siguiente, cuando más del 70 por ciento de las candidaturas fueron reservadas, el perredismo reclamó que no se les dieron a conocer los términos exactos con los que se firmó la alianza con Convergencia. Con los ánimos acelerados, los consejeros nacionales aseguraron que las postulaciones de Guerrero y el Distrito Federal ya estaban negociadas a sus espaldas, cosa que Leonel Cota desmintió de manera exaltada, mientras recriminaban a los reporteros que presenciaron la escena (La Jornada, 8 de diciembre, 2005).

Un perredista que aspire a ser candidato al Congreso deberá, a parte de cumplir con los requisitos expuestos en la convocatoria, pasar el filtro de su comité local y luego del nacional. Si decide postularse bajo otras siglas, pierde sus derechos como militante. En el sentido contrario, no parece tan complejo para los candidatos ‘palomeados’ por AMLO que se integran al PRD.

Desde el CEN del partido ya se ventila una amplia lista de aspirantes de los que algunos ya se dan por hecho que están dentro. De la estructura del partido buscan el senado Martha Delia Gastelúm y Selene Vázquez quienes podrían ser frenadas por el llamado a que concluyan el periodo por el que fueron electas; Gelasio Montiel que fue el contrincante de Maricarmen Ramírez por la candidatura al gobierno de Tlaxcala en 2004; Carlos Navarrete, ex secretario general del PRD; Carlos Sotelo, ex secretario general de organizaciones; Maricarmen Ramírez quien ahora buscaría pasar a San Lázaro; Claudia Corichi, hija de Amalia García al Senado; Dolores Padierna que busca mudar de Cámara, Juan N. Guerra por Sinaloa y Pablo Franco como senador (El Universal, 2 de noviembre, 2005).

Casi un mes después de que se dio a conocer la información anterior, el mismo diario afirmó que en el partido ya se afinaban los últimos detalles de la lista de candidatos vía plurinominal al Senado. Los primeros lugares serían de Carlos Navarrete y Jesús Zambrano del grupo de los Chuchos; luego a la Unión Nacional de Trabajadores sin candidatos aún, dos posiciones para los partidos aliados, Dolores Padierna, Claudia Corichi, Enrique Ibarra, Alfonso Durazo y el líder del sindicato del IMSS, Roberto Vega Galina (El Universal, 30 de noviembre, 2005). Por las expectativas del PRD de cara al 2006, es muy probable que estos nombres de hecho se conviertan en senadores.

En el campo de las bases, a parte del caso pospuesto de Zacatecas, el municipio mexiquense de Chalco es un caso ilustrativo. Ahí el partido también tuvo que suspender las elecciones internas ante el riesgo de que hubiera enfrentamientos. El nuevo método sería el levantamiento de encuestas y lo único que está en juego es un par de candidaturas a diputaciones federales.

El PRD de las bases y el histórico no va a ceder fácilmente sus posiciones.

Conclusiones

El altísimo número de candidaturas al Congreso reservadas para los recomendados de Andrés Manuel López Obrador, excluye a gran parte de los grupos de la oportunidad de alcanzar los escaños.

En la lógica de AMLO y su equipo, es válido pensar que los candidatos externos limpiarán la imagen del partido, atraerán votantes y aportarán experiencia en el gobierno, pero su campaña depende del PRD, ese que despojado de sus espacios de negociación, dejará de ser un contrapeso.

Es cierto que el PRD garantiza sólo cinco millones de votos de los quince que AMLO necesitará para ser presidente, que la estructura del partido a nivel nacional es insuficiente para sostener una campaña de esa envergadura -y por lo tanto- recurre a organizaciones paralelas a las que puede ofrecer candidaturas a cambio de apoyo. Pero también es verdad que es un riesgo arrancar a un partido la gran mayoría de las ofertas que tiene a disposición para sus militantes de años.

En marzo conoceremos la lista nacional de candidatos al Senado así como a los 64 candidatos en las entidades federativas; en abril quedarán definidos los 500 candidatos del PRD y su alianza para la Cámara de Diputados.

El plazo para las múltiples negociaciones que debe encarar el partido vence el 15 de enero cuando el pleno del Consejo Nacional apruebe la totalidad de las listas. De aquí a ese día, la comisión política, encargada de las negociaciones, tendrá que resolver el complejo abanico de intereses encontrados que buscarán a toda costa mantener y acrecentar su poder en una escena en que hay grupos favorecidos desde el liderazgo real que es el candidato a la presidencia, y otros que no cederán lo que creen suyo sólo porque el partido está a las puertas de Los Pinos.

alfredo.diaz.f@gmail.com

REPORTAJE //El PRD a las puertas de Los Pinos: Negociaciones para la integración de las listas plurinominales al Congreso de la Unión. Tercera entrega

A.D.F.

…en el fondo se asoma más un pragmatismo electoral que integra a quien se quiera sumar con su respectiva cuota de votos. Habrá personajes que revestirán al partido como Miguel Ángel Granados Chapa que supuestamente está considerado para el Senado, otros que sumarán votos por su presencia local, pero otros tienen pasados muy cuestionables, incluso de franco enfrentamiento con el PRD…

La aduana de los candidatos externos

Los candidatos externos van a ser los más y son los que mayor polémica levantan al interior del PRD. De acuerdo a Ricardo Alemán, titular del espacio ‘Intinerario Político’, de El Universal, el 26 junio de este año, en el Palacio del Ayuntamiento, López Obrador y su equipo “diseñó una estrategia para excluir a la militancia del PRD en las elecciones de julio del 2006”, que el requisito para ser candidato sería “hacer méritos” en las Redes Ciudadanas. Las listas plurinominales serían decididas por el partido –previo ‘palomeo’ del entonces Jefe de gobierno’- pero la lealtad de los legisladores de mayoría estaría con el candidato presidencial. Para justificar la medida, el discurso sería: “el PRD no puede ganar solo, necesita apoyos” (El Universal, 28 de junio, 2005).

Pasos en ese sentido se han dado sin duda. Marco Rascón cuestiona:

Este PRD que da la bienvenida a los despojos del salinismo y el zedillismo no puede competir éticamente con el priísmo y el panismo, porque son lo mismo: sólo los distingue la bendición de la mano papal ungida en el Zócalo el 24 de abril, que obtuvo todo el poder para decidir quién es bueno y quién es "sociedad civil".

¿Ese era el proyecto democrático en que creíamos? ¿Por qué triunfaron y se impusieron los que nunca arriesgaron nada? (La Jornada, 8 de noviembre, 2005)

Andrés Manuel López Obrador, en cambio, pide ser más “generoso” y a no cerrar las puertas del partido a nadie a fin de “impulsar un gran movimiento ciudadano para triunfar” (La Jornada, 30 de octubre, 2005).

Rascón vuelve a inquirir:

Unos serán senadores, otros asambleístas; los más, burócratas. Por el otro lado, ganando, la izquierda pierde, ya que surge la pregunta: ¿tras décadas de lucha no había nadie de la izquierda que pudiera gobernar?

El candidato Andrés Manuel López Obrador, se dirá, hizo justicia derrotando a las corrientes tan señaladas y cuestionadas en los últimos nueve años, pero las habrá sustituido por quienes desde los gobiernos y los últimos sexenios priístas combatieron al PRD.

Los nuevos actores en el partido del sol azteca no son una fuerza política de convicciones, sino de ambiciones, por lo cual el núcleo que hoy integran López Obrador y Manuel Camacho está constituido por la ambición de unos y el miedo de otros, que han perdido el control y la interlocución con el poder, detentados durante años (La Jornada, 6 de diciembre, 2005).

Miguel Ángel Velásquez afirma que en el PRD domina la mezquindad contra la unidad del partido y recrimina a los que no se quieren sumar al barco que se acerca a la victoria:

Fuera del grupo bien conocido, en una buena parte del PRD y de la gente de la ciudad y el país se quería escuchar, por fin, un discurso que alentara la unidad.

Por ahí, un tanto timorata, en algún discurso se habló de la posibilidad, pero desde la mesa principal las miradas duras esterilizaron la propuesta que terminó en nada, como concluyó la reunión

Fueran pocos o muchos, los asistentes a la reunión eran los mismos. Por decirlo de alguna manera, eran ese 18 por ciento del PRD que, una y otra vez, ha perdido elecciones en el país.

Y pocos parecían esas luces para alejar las sombras del fracaso con que ha cargado la izquierda en sus intentos por gobernar a México, aunque siempre serán necesarias para impulsar un nuevo esfuerzo que permita llegar con plenitud al poder.

Por ello, de mayor importancia era hacer a un lado la mezquindad, para lanzar el mensaje esperado, aquel de ir juntos por una causa, pero no fue así, la necesidad levantó barricadas infranqueables por el momento y la unidad en el PRD quedó en mito (La Jornada, 7 de noviembre, 2005).

La lista de candidatos externos al PRD es policromática y crece día con día. El propósito es, de acuerdo al diputado Miguel Alonso Raya, que al Congreso lleguen personas con experiencia y oficio, que procuren una mejor imagen del partido, y fomentar una ‘política de alianzas’ que dote de personalidad a la bancada perredista.

Empero, en el fondo se asoma más un pragmatismo electoral que integra a quien se quiera sumar con su respectiva cuota de votos. Habrá personajes que revestirán al partido como Miguel Ángel Granados Chapa que supuestamente está considerado para el Senado (El Universal, 13 de octubre, 2005), otros que sumarán votos por su presencia local, pero otros tienen pasados muy cuestionables, incluso de franco enfrentamiento con el PRD.

Roberto Campa (ligado con Elba Esther Gordillo), quien apenas en octubre renunció al PRI, estaría negociando con Dolores Padierna su inclusión como candidato al Senado (El Universal, 7 de noviembre, 2005). Alfonso Durazo, ex secretario particular y ex vocero del presidente Vicente Fox, podría haber sido promovido por las Redes Ciudadanas para ser senador. Al ser cuestionado al respecto, AMLO contestó que lo que dijera “su dedito” y no emitió declaración alguna (La Jornada, 11 de noviembre, 2005).

De origen priísta, también el nombre de Arturo Nuñez supuestamente ya fue aprobado para competir precisamente en la tierra de AMLO, Tabasco (El Universal, 2 de noviembre, 2005). Del mismo modo, se ha informado que en el CEN del PRD ha buscado en persona a Enrique Ku Herrera, antiguo secretario de Asuntos Indígenas en el Revolucionario Institucional durante la primera dirigencia de Mariano Palacios Alcocer, para que compita al Senado por Campeche, como una alternativa a Layda Sansores que lo intentó ya en el pasado. También acudió a la sede nacional de partido Enrique Ibarra, colaborador de Roberto Madrazo al inicio de su dirigencia en el PRI y que sería postulado en Jalisco.

El ex edil del municipio de Benito Juárez en Quintana Roo (donde se encuentra la ciudad de Cancún), Juan Ignacio García Salvidea, es visto por la dirigencia del PRD con agrado para buscar una senaduría. Ya recibió el aval de Leonel Cota Montaño, presidente del partido cuando lo visitó en la cárcel (El Universal, 1 de diciembre, 2005). El 11 de este mes, la dirigencia del PRD reafirmó que El Chacho, pese a estar detenido, sigue siendo dirigente perredista en la entidad y se le mantendrá abierta su aspiración a la Cámara alta (Reforma, 12 de diciembre, 2005).

El 9 de noviembre, en la Mesa Política de Monitor MVS, Felipe Calderón, candidato del PAN a la presidencia, informó que antes de que él se reuniera con Elba Esther Gordillo después de su victoria en el proceso interno blanquiazul, Andrés Manuel López Obrador, por conducto de Manuel Camacho Solís, mantenía contactos con la Secretaria General del SNTE para pedirle su apoyo en la campaña y que le habían ofrecido ya espacios a su grupo en ambas cámaras.

Nombres tan contrastantes como José Guadarrama y Ricardo Rocha, de historias tan dispares como los lugares reservados para la Unión Nacional de Trabajadores, también se han mencionado como opciones del PRD al Congreso de la Unión, todo como parte de una campaña operada para atraer a aquellos ciudadanos que ya no votarían por un político pero sí por un ciudadano como ellos, o al menos por una persona con la que se identifiquen más, a la que sientan más afín. Acercarse a la llamada “sociedad civil”.

Evidentemente esto trae opiniones encontradas de quienes ven esta práctica como un riesgo, un recurso de doble filo. Julio Hernández López, autor de la columna ‘Astillero’ en La Jornada:

Mantener como visión rectora el espejismo de las plazas públicas muy concurridas al paso de la campaña no permitirá revisar con seriedad el fenómeno de los conflictos internos del perredismo (Ortega y Ebrard, en el Distrito Federal, pero ese sólo es el ejemplo más notable), la deformación oportunista que se vive en ámbitos de las redes ciudadanas y el daño a la esperanza pejista que produce la pepena de personajes muy negativos que salen del PRI o de otras formaciones políticas, para ser recibidos con alfombras de promesas plurinominales sólo porque la lógica dominante del camachismo es la de las alianzas fundadas en escisiones y renuncias (La Jornada, 23 de noviembre, 2005).

La aduana de las alianzas

Las alianzas firmadas por el PRD el 30 de noviembre son otro frente de negociación para definir a sus candidatos al Congreso. A cada partido aliado se le deben dar lugares en ambas Cámaras y permitir que postulen a candidatos donde su fuerza les permita la victoria de sus militantes.

El PRD participó en la elección presidencial del 2000 en conjunto con cuatro partidos, tres de ellos nacientes. La ‘Alianza por México’ conformada por el PRD, PT, Convergencia, PAS y PSN ayudó a que todos conservaran el registro, pero también demostró tres años más tarde, que ninguno de ellos, por sí solos, eran competitivos. PSN y PAS no lograron ni el uno por ciento de los votos y PT así como Convergencia se mantuvieron por un estrecho margen.

Este año, previa a la conformación de la ‘Alianza por el Bien de Todos’, hubo maniobras de los partidos pequeños que lograron ‘encarecer’ el precio de su apoyo a la candidatura de Andrés Manuel López Obrador.

El Partido del Trabajo dijo en varias ocasiones que su candidato era Cuauhtémoc Cárdenas. Eran los tiempos en que él llamaba a López Obrador a debatir, afirmando que su proyecto de gobierno era mejor (La Jornada, 22 de mayo, 2005) y de respuesta sólo obtenía un “yo respeto mucho al ingeniero” pero “no me quiero pelear ni con Marcos ni con el ingeniero Cárdenas” (Ibid, 16 de agosto, 2005). Luego se difundió la versión de que al interior del partido había tres fracciones: la que apoyaba el proyecto de lanzar a Cárdenas como su candidato como parte del la Coalición Ciudadana Nacional por la Transición Democrática con Justicia y Unidad, otra que proponía buscar sumarse al PRI y la tercera que creía conveniente la alianza con el PRD.

Del lado de Convergencia por la Democracia existió el mismo dilema sobre su futuro. La candidatura ya sea de Dante Delgado o Jorge G. Castañeda fueron las propuestas para ir solos al proceso electoral del 2006. Para alianzas se habló de negociaciones con el PAN o sumarse al PRD (El Universal, 23 de noviembre, 2005). La veleidad del partido los llevó incluso a acercarse a la organización patrocinada por el empresario Alfonso Romo, Opción Ciudadana, que buscaba crear una oposición a Andrés Manuel López Obrador (Reforma, 1 de diciembre, 2005).

Horacio Duarte, representante del PRD ante el IFE describió las primeras líneas para cualquier eventual coalición. Descartaba por completo todo tipo de alianzas o candidaturas comunes en puesto alguno con el PRI, PAN, PVEM, Partido Nueva Alianza y Alternativa Social Demócrata y Campesina. Dijo que cualquier alianza se debería sujetar a los criterios que aprobara el Consejo Nacional del 5 y 6 de noviembre (El Universal, 4 de noviembre, 2005).

El 24 de noviembre, La Jornada publicó en su primera plana que se había alcanzado un acuerdo con el PT. El 1 de diciembre, el mismo diario utilizó ese espacio para informar la firma del acuerdo conformado por tres elementos generales: Las prerrogativas, los listados plurinominales y la postulación de candidatos con el mejor perfil en cada distrito y entidad. El presidente del PRD, Leonel Cota Montaño, explicaba que los estados de Zacatecas, Tlaxcala y Baja California quedaban aún fuera de arreglo porque ambos partidos pretendían postular a sus propios candidatos porque contaban con “buenos perfiles” (La Jornada, 1 de diciembre, 2005).

En el caso de Convergencia, el partido alcanzó un principio de acuerdo el 26 de noviembre para formar coalición con el PRD, aunque persistieron las divisiones internas entre los que proponían ir con su propio abanderado y los que mantenían la idea de aliarse con el Partido Acción Nacional (Milenio Diario, 27 de noviembre, 2005).

La alianza con el Partido del Trabajo comprometió trece diputaciones y tres senadurías según se informó en primera instancia el 28 de noviembre, seis días después de que se firmó el acuerdo respectivo (Milenio Diario, 29 de noviembre, 2005). Sin embargo, el 8 de diciembre, La Jornada informó que fueron doce diputaciones y dos senadurías plurinominales las comprometidas. Esta última información sería ratificada al día siguiente en el mismo rotativo.

Con ese número de diputados, ambos partidos lograrán contar con el reconocimiento de bancada en la Cámara de Diputados que requiere al menos de cinco legisladores por cada instituto a fin de reconocerles como tal y darles espacios proporcionales en las comisiones legislativas, entre otras.

El 30 de noviembre al medio día, Convergencia firmó el acuerdo de la coalición con el PRD con las mismas condiciones de espacios en el Congreso que el PT, pero con diferencias en cuanto a las prerrogativas que aportarán y el porcentaje de sufragios que se les van a reconocer.

En el renglón financiero el PT aportará 139.3 millones de pesos, es decir el 100 por ciento de lo que recibirá de financiamiento público luego de restar la multa de 38 millones de pesos que le impuso el IFE por diversas irregularidades como la falta de documentación que justifique sus gastos durante el 2004. El partido de Dante Delgado también empeñará el total de sus entradas en la campaña del año entrante, unos 137.7 millones de pesos que le quedarán después de pagar los 32.5 millones de pesos en multas por 75 anomalías en el ejercicio de su gasto el año anterior (ese partido además debe 11 millones de pesos más a proveedores, a la Secretaría de Hacienda, al Infonavit y al IMSS).

Sumando así los 372 millones de pesos que compromete el PRD, la alianza que postula a Andrés Manuel López Obrador contará en el 2006 con 649 millones de pesos para la campaña.

La alianza total, es decir, por la presidencia, el senado y las diputaciones, fue registrada el 8 de diciembre ante el IFE. El dictamen que se expedirá el 19 del mismo mes, será presentado ante el Consejo General del Instituto para su aprobación o rechazo. En la documentación se establece que el orden de prelación para conservar el registro es PRD, PT y luego Convergencia y que los recursos serán manejados por un consejo administrativo que tendrá representantes de los tres partidos.

A cerca del porcentaje de votos que se les reconocerá a cada instituto político, el acuerdo asienta que, sobre una base de 30 por ciento de la votación, corresponderá al PRD 18.5 unidades, 6 para el Partido del Trabajo y 5.5 a Convergencia –es decir, casi el 40 por ciento de los sufragios que obtengan la alianza no serán para el PRD- (El Universal, 9 de diciembre, 2005). Y este aspecto no es peccata minuta, porque cada punto porcentual de votación representa alrededor de 45 millones de pesos anuales de financiamiento público y el doble en año electoral.

En cuanto a las candidaturas de mayoría que aún deberán ser conciliadas entre los partidos firmantes, el Consejo Nacional del PRD decidió que será en enero cuando se cotejarán los espacios en que el PT y Convergencia quieren colocar a un candidato propio, pero en principio, esto sólo podrá ocurrir en 192 distritos previamente seleccionados (Convergencia podría ir hasta en 56 distritos con candidatos propios por su perfil en la localidad): “Si un partido tiene mayoría en uno de esos distritos, automáticamente tendrá reservado el lugar para hacer las propuestas respectivas. Si fuese el caso de un perfil con presencia, el proceso selectivo se determinará a partir de una encuesta” (La Jornada, 9 de diciembre, 2005).

Por lo pronto, la dirigencia del PT ya habría asegurado la llegada al Senado de dos de sus dirigentes nacionales, pero se manejan tres nombres: José Narro, Alberto Anaya y Óscar González (El Universal, 30 de noviembre y 1 de diciembre, 2005), en tanto que Convergencia habría puesto en los primeros lugares de su espacios al ex candidato a la gubernatura de Oaxaca, Gabino Cué (Reforma, 27 de noviembre, 2005), a su presidente nacional Dante Delgado (El Universal, 30 de noviembre, 2005), así como presionado para que ex gobernador priísta de Chihuahua, Patricio Martínez, sea integrado a la lista de senadores (El Universal, 12 de diciembre, 2005).

Ante una perspectiva en la que el PRD contará en la siguiente legislatura con 60 diputados plurinominales, dos quintas partes de estas curules las tendrán en su poder los dos partidos minoritarios que conforman la ‘Alianza por el Bien de Todos’. Faltará sumar las que por su cuenta consigan. Una alianza de alto costo para lo que esos partidos pueden aportar.

Y sucede que una alianza de este tipo, no permite reconocer la aportación real de cada partido por la causa de manera individual. En la boleta hay sólo una insignia que conglomera a los partidos aliados y no permite distinguir su desempeño individual.

Una alianza no representa una suma mecánica, pues tanto pude multiplicar como puede restar. Pero también impide diferenciar un partido del otro.

El Código Federal de Procedimientos Electorales señala en su artículo 58 y 59 que las alianzas compiten bajo un mismo emblema por lo que el nadie está en posibilidad de distinguir cuánto aportó cada grupo.

Como señala José Woldemberg en Reforma, el Partido del Trabajo conservará su registro porque el Cofipe señala que en las coaliciones:

Los partidos políticos que se hubieren coaligado podrán conservar su registro si la votación de la coalición es equivalente a la suma de los porcentajes del 2% de la votación emitida que requiere cada uno de los partidos políticos coaligados. (Reforma, 8 de diciembre, 2005)

Pero por la primera disposición aquí señalada, es imposible distinguir los votos que PT y Convergencia atrajeron.

En la última entrega, los conflictos al interior del PRD y conclusiones

alfredo.diaz.f@gmail.com

REPORTAJE //El PRD a las puertas de Los Pinos: Negociaciones para la integración de las listas plurinominales al Congreso de la Unión. Segunda entrega

A.D.F.

…la fuerza de Cárdenas al interior del partido sigue siendo importante, pero más aún lo es la legitimación que López Obrador hubiera obtenido del llamado ‘líder moral’ del PRD tan sólo con su presencia en el evento…

La aduana Cuauhtémoc Cárdenas

A pesar de lo añeja que es la relación entre Andrés Manuel López Obrador y Cuauhtémoc Cárdenas, esta se encuentra hoy casi en punto muerto. El síntoma más visible fue la ausencia del fundador del PRD en la toma de protesta de López Obrador el sábado 10 de noviembre; mientras el evento en el Zócalo se encontraba en su cenit, Cárdenas estaba de compras con su esposa en Polanco (Reforma, 11 de diciembre).

La fuerza de Cárdenas al interior del partido sigue siendo importante, pero más aún lo es la legitimación que López Obrador hubiera obtenido del llamado ‘líder moral’ del PRD tan sólo con su presencia en el evento. El 9 de diciembre, La Jornada informó que el presidente del PRD, Leonel Cota, acudió a las oficinas de Cárdenas para invitarlo de manera personal, a la toma de protesta del candidato presidencial, pero que este declinó arguyendo que “no hubo señales de interés por su presencia” de parte de “la persona más importante del acto, que es el candidato del partido. [Por lo tanto], utilicé ese día para otros compromisos”.

En estos días el único contacto entre ambos es, según palabras de los dos, por teléfono. El desinterés del PRD por la asistencia de Cárdenas a la “marcha del silencio” el 24 de abril –dejándolo en la retaguardia- y no haber sido integrado al contingente central, fueron el clavo final que sepultó la participación del éste en cualquier acto masivo del PRD.

Los acercamientos de López Obrador con Cárdenas para tratar de obtener su apoyo, comenzaron a principios de octubre según informó el columnista de El Universal, Ricardo Alemán el 13 de octubre. De acuerdo con esta fuente, López Obrador buscó de manera personal a Cárdenas a fin de obtener el espaldarazo definitivo, alcanzando algunos acuerdos como que: el tres veces candidato presidencial no abandonara al PRD, desistiera de su intento por consolidar la Coalición Ciudadana Nacional por la Transición Democrática con Justicia y Unidad e invitara al Partido del Trabajo y a Convergencia a sumarse a la candidatura de AMLO. A cambio, Cárdenas obtendría para él y sus cuadros, los espacios que requiriera tanto en el partido, el Congreso y el gobierno de López Obrador.

Lo que hubiera seguido de acuerdo a esta línea, es que Cárdenas habría de manifestar su apoyo a López Obrador de manera pública, pero la condición era que el ex Jefe de Gobierno cesara su apoyo a Marcelo Ebrard en búsqueda de la candidatura al Gobierno del Distrito Federal frente a Jesús Ortega. Para Cárdenas es inaceptable que Manuel Camacho Solís gane influencia en el que es el mayor botín político del PRD.

Sin embargo lo anterior no sucedió y las fricciones continuaron. En cambio, por un lado, el 4 de noviembre La Jornada publicó que a la salida de un desayuno a favor de Jesús Ortega al que acudieron entre otros Leonel Godoy y Pablo Gómez, Cuauhtémoc Cárdenas dijo: “aquí está el auténtico Partido de la Revolución Democrática”; así mismo, el 8 de noviembre, El Universal publicó que Jesús Ortega negaba un posible arreglo entre AMLO y Cárdenas.

Del lado del candidato presidencial el supuesto acuerdo reventó el 25 de noviembre cuando en entrevista exclusiva con Andrea Becerril de La Jornada, López Obrador dijo –posterior a que se diera a conocer que Ortega estrechaba distancia frente a Ebrard en las encuestas-: “Me gustaría que Marcelo Ebrard Casaubón ganara la candidatura del Partido de la Revolución Democrática al Gobierno del Distrito Federal”.

El apoyo de Cárdenas y las corrientes afines es fundamental tanto para no tener rupturas dentro del partido que le ‘hagan el vacío’ a la campaña, como por ser una fuerza que en el papel es superior a aquellas más cercanas a López Obrador. La corriente Nueva Izquierda de Jesús Ortega y Jesús Zambrano, Unidad y Renovación y “Los Cívicos” tienen bajo su control al 50 por ciento de los integrantes del Comité Ejecutivo Nacional –con la Secretaría General incluida-, el 40 por ciento de los integrantes del Consejo Nacional del PRD y 20 comités directivos estatales.

Cárdenas y su grupo buscaron con la candidatura de Ortega, mantener espacios que les permitieran reorganizarse al 2012 donde el proyecto presidencial es Lázaro Cárdenas Battel (con el cual hubo amagues para hacer a Cuauhtémoc Cárdenas desistir de su intento por ser candidato presidencial). Con esta intención, las candidaturas al Congreso en determinados estados no fueron apartadas en el CEN y se mantienen bajo control de los gobernadores. Tal es el caso de Michoacán, Estado de México y Guerrero del grupo de Cárdenas; Zacatecas bajo el control de Ricardo Monreal y Amalia García; Chiapas, Sonora, Morelos y Guanajuato de influencia de los Chuchos; Veracruz y Oaxaca que se apartaron para Convergencia y el Distrito Federal en otro grupo.

El eventual respaldo a AMLO pasa porque estos estados sean respetados.

La aduana del perredismo local

Cuando la campaña esté en pleno, Andrés Manuel López Obrador necesitará contar con el apoyo de los gobernadores de su partido pues son ellos los que controlan las estructuras locales. Para ganar ese soporte, éstos exigirán una cuota de espacios en el Congreso.

En los estados donde el PRD es gobierno, las figuras de los gobernadores son paso obligado en la definición de las candidaturas al Congreso. Los nombres que ahí surgen, suelen ser de dos tipos, o funcionarios cercanos a los palacios de gobierno, o personas en enfrentamiento abierto con el ejecutivo local.

Del primer tipo de aspirante a las Cámaras está el senador zacatecano Rutilio Escandón quien busca una posición plurinomnal en la cámara baja bajo el auspicio de la gobernadora de la entidad, Amalia García. En Chiapas es Rubén Velásquez López, secretario de Gobierno, quien ha sido promovido por el gobernador Pablo Salazar Mendiguchía para ocupar un escaño en el Senado como parte de la cuota de espacios que tienen los llamados Chuchos. (El Universal, 31 de octubre, 2005)

En Zacatecas también se barajó el nombre de Tomás Torres, secretario de gobierno de la entidad como la primera opción de la gobernadora García Medina para ser candidato al Senado, toda vez que se supondría que Ricardo Monreal ganaría un puesto en la lista nacional. Empero, el 8 de noviembre Reforma informó que durante el Consejo Nacional del PRD, el ex gobernador zacatecano no consiguió el consenso de las fracciones para asegurar su lugar y por tanto, habrá proceso interno en la entidad.

Zacatecas, por ser un estado de fuerte arraigo perredista que prácticamente garantiza acceso al Congreso, es el escenario de disputas. La elección prevista para el 11 de diciembre, finalmente fue pospuesta para el 22 de enero entrante luego que el Consejo Nacional del PRD recibió denuncias de parte del diputado federal Arturo Nahle García, quien acusó a Amalia García de preparar una “elección de Estado” después de un ‘palomeo’ de candidatos oficiales (El Universal, 12 de diciembre, 2005).

Para las diputaciones, en ese mismo estado, se presentó el caso peculiar de la elección para el primer distrito zacatecano con cabecera en Fresnillo, cuyo presidente municipal es Rodolfo Monreal Ávila. Buscaban la candidatura Guadalupe Hernández, Susana y David Monreal Ávila (hermanos del coordinador de las Redes Ciudadanas de la campaña López Obrador en Guerrero, Estado de México y Michoacán). Susana Monreal consideró el caso como “delicado, pero él tiene su derecho al igual que yo” (El universal, 15 de noviembre, 2005). La disputa familiar terminó antes de las elecciones cuando David Monreal desistió de su intento para “no demeritar la unidad familiar” (El Universal, 23 de noviembre, 2005).

Guerrero, estado recién ganado por el PRD este año, también está en disputa entre la dirigencia nacional y la estatal. De acuerdo a Reforma, el nuevo gobernador, Zeferino Torreblanca, quiere que Irma Figueroa, actual diputada, pase al Senado a partir del próximo año, pero el CEN del partido habría negociado con Convergencia que Luis Walton sea el candidato a la posición (Reforma, 8 de noviembre, 2005).

En Michoacán, tierra cardenista, Leonel Godoy comenzó desde hace un par de años su trabajo para ser senador y desde ahí buscar ser gobernador del estado. El 11 de diciembre de 2005 ganó la postulación de su partido con el diputado federal Silvano Aureoles Conejo como compañero de formula, en un proceso de selección interna que consistió en un debate televisivo, votación entre asambleístas estatales y una encuesta pública donde derrotaron a siete contendientes más, entre los que se encontraban Uriel López Paredes y Cristóbal Arias Solís quien dos veces ha sido candidato a senador. (Reforma, 12 de diciembre, 2005)

La campaña de Godoy es un ejemplo práctico de la polarización al interior del PRD. Godoy fue funcionario en ambas administraciones perredistas en el Distrito Federal. Fue jefe de la policía con Cuauhtémoc Cárdenas e inició el sexenio con Andrés Manuel López Obrador, antes de viajar a su tierra natal para integrarse al gobierno de Lázaro Cárdenas.

Pero tener relaciones con ambas figuras no le hizo más terso el camino. Cristóbal Arias lanzó su candidatura frente a Godoy como parte de un plan del grupo de Cárdenas para cerrarle el paso. La idea sería evitar que una persona cercana a López Obrador ganara posición alguna en ese estado planamente identificado con la dinastía Cárdenas (Reforma, 2 de diciembre, 2005).

Y es que Leonel Godoy contaba ya con el aval de López Obrador en su campaña, pues es una figura toral en la plaza perredista más distante del candidato presidencial. El 20 de octubre, en lo que fue la quinta visita de AMLO a Michoacán en dos meses, se reunieron a desayunar en casa de Godoy -ubicada en Lázaro Cárdenas-, el candidato y la dirigencia local. Los mismos comensales se acompañaron de nueva cuenta por la noche en Patzcuaro. El mitin en Uruapan fue organizado por Liberio Madrigal, persona anteriormente relacionada con el fundador del PRD (Reforma, 21 de octubre, 2005).

En la próxima entrega, los candidatos externos y las alianzas

alfredo.diaz.f@gmail.com

jueves, diciembre 22, 2005

REPORTAJE //El PRD a las puertas de Los Pinos: Negociaciones para la integración de las listas plurinominales al Congreso de la Unión. Primera entrega

A.D.F.

"...la adecuada integración de esas candidaturas es un paso muy importante en la campaña en su conjunto, pues ello fortalecería la presencia regional del candidato presidencial en cada uno de los 300 distritos del país, haría más eficiente el trabajo entre las muy variadas fuerzas que intervienen en la campaña, ya por no abordar lo que sería el trabajo entre Poder Ejecutivo y Poder Legislativo si López Obrador llega a la presidencia..."


Introducción

El Partido de la Revolución Democrática (PRD) y su candidato presidencial, se han colocado, desde hace más de dos años, en la cima de las preferencias de los votantes de cara a la elección presidencial del 2006. Andrés Manuel López Obrador cuenta hoy en día con una ventaja en las encuestas que van desde un punto porcentual (Reforma, 21 de noviembre), hasta doce (El Universal, 29 de noviembre). Sin embargo, la lucha por la presidencia de la República es sólo la parte de mayor visibilidad en un proceso de sucesión mucho más amplio el año entrante. Junto con la primera magistratura, se elegirán a cuatro ejecutivos locales y se renovarán por completo ambas cámaras del Congreso de la Unión: 128 senadurías y 500 diputaciones están en juego.

La privilegiada posición del PRD hace suponer que éste partido aumentará de manera sustancial su presencia legislativa en 2006, la cual ha constado en estos dos últimos años de: 97 diputados (56 de mayoría y 41 por el principio de representación proporcional) y quince senadores (cuatro de mayoría, seis como primera minoría de los estados y cinco de la lista nacional). De este modo, muy pronto han iniciado las negociaciones -y también los enfrentamientos- entre las corrientes al interior del partido para garantizar un espacio en las listas plurinominales o una candidatura de mayoría.

Y es que la adecuada integración de esas candidaturas es un paso muy importante en la campaña en su conjunto, pues ello fortalecería la presencia regional del candidato presidencial en cada uno de los 300 distritos del país, haría más eficiente el trabajo entre las muy variadas fuerzas que intervienen en la campaña, ya por no abordar lo que sería el trabajo entre Poder Ejecutivo y Poder Legislativo si López Obrador llega a la presidencia.

La campaña de López Obrador arrancará formalmente el 19 de enero. Para esas fechas, su partido deberá haber resulto ya la integración de las listas nacionales para ambas cámaras, las candidaturas de mayoría, así como aquellas para las gubernaturas, presidencias municipales y jefaturas delegacionales en el Distrito Federal, para de ese modo, encarar el 2006 sin forcejeos internos.

Pero alcanzar esa estabilidad pasa por cuatro importantes aduanas: 1) Evitar que el alejamiento con Cuauhtémoc Cárdenas y su gente cercana, termine en ruptura; 2) Satisfacer las cuotas de poder del perredismo de cada estado para garantizar su apoyo total durante la campaña; 3) Conciliar los intereses de las diferentes corrientes del partido frente a la postulación de candidatos externos de muy diverso perfil y extracción que le ayuden a conseguir los votos necesarios y que los partidos de la “Alianza por el Bien de Todos” (PRD, Partido del Trabajo y Convergencia) no le pueden otorgar; 4) Lograr que las alianzas entre partidos sirvan para sumar y no para diluir el impacto de la campaña.

En este contexto, el panorama para el PRD es inédito. No sólo debe conciliar con las alianzas que ha tejido con otros partidos, sino con una nueva correlación de fuerzas internas que se acercan -en repetidas ocasiones-, al borde de la ruptura entre los tradicionalmente llamados ‘liderzgos morales de la izquierda institucional’ y un nuevo y boyante grupo de origen distinto al que concibió al PRD y que poco a poco ha ganado espacios cercanos al candidato presidencial, y con ello, poder de decisión.

En el umbral de una eventual victoria, el PRD está abriendo espacios. Para algunos sectores, como el que representa Marco Rascón, esto significa perder el partido ante personas que antes le fueron ajenas o incluso enemigas:

¿De qué tamaño y profundidad deberá ser la autocrítica histórica de este partido del que todos somos responsables? ¿Cuál fue la causa, luego de guerrear tanto, para entregar la trinchera al adversario? ¿Por qué mentir y ofrecer la alternativa, si ya es un partido igual a los que combatíamos? (…)

Perder es dejar pasar una oportunidad frente al peligro del retorno del PRI y el fracaso del PAN, pero ganar con priístas y panistas bajo las siglas, lema e historia del Partido de la Revolución de Democrática, es como no ganar nada y, si bien esa minúscula capa de trapecistas ganará, ¿qué ganará el pueblo de México con un partido así? (…)

Este PRD que da la bienvenida a los despojos del salinismo y el zedillismo no puede competir éticamente con el priísmo y el panismo, porque son lo mismo (…) (La Jornada, 8 de noviembre, 2005).

Para otros grupos, es el paso necesario para fortalecer la campaña, como constata el llamado a la militancia del presidente nacional perredista, Leonel Cota Montaño durante en VI Consejo Nacional:

Quiero pedirles que nos apoyen para mantener espacios abiertos para candidaturas que nos permitan consolidar el Frente Social Electoral. (El Universal, 7 de diciembre, 2005)

La convocatoria

El lunes 7 de noviembre, la mesa directiva del VI Consejo Nacional del PRD encabezada por José Camilo Valenzuela, lanzó la convocatoria para elegir a los candidatos del partido a senadores y diputados del Congreso de la Unión. Dirigido a todos los ciudadanos, el documento establece las reglas y procedimientos que se seguirían para que el partido seleccionara a sus 628 candidatos al Poder Legislativo.

De acuerdo al segundo apartado, primer artículo, la elección de candidatos por mayoría relativa en 13 estados de la República se realizaría el pasado domingo 11 de diciembre, el resto 11 día después.

El primer grupo de estados son aquellos en los que el PRD es gobierno o tienen una posición competitiva en las elecciones locales (salvo el Distrito Federal que no está en este bloque). En cambio, el segundo grupo de entidades son aquellas en las que el perredismo apenas tiene presencia como quedó de manifiesto en las más recientes elecciones para gobernadores en Puebla, Nuevo León, Tamaulipas o Coahuila.

Para las posiciones de representación proporcional, las listas estarían reservadas para su aprobación por la Convención Nacional Electoral el 17 de diciembre (numerales nones) y el Consejo Nacional en su sesión del día siguiente (numerales pares). La intención de esta separación es, en palabras del diputado federal Miguel Alonso Raya, garantizar que la base de partido pueda conseguir puestos mediante la Convención Nacional, pero que también personas que no realizan trabajo regional ya, sino fuera de sus lugares de origen, logren obtener espacios mediante el Consejo, que es el grupo dirigente.

Los requisitos para las candidaturas, además de aquellos que pone la Constitución y las leyes electorales, contemplan el contar con aval de cuando menos el 20 por ciento de los consejeros estatales o nacionales (según el principio por el que se postule), así como una exposición de motivos y trayectoria.

Pero es en el apartado V cuando la convocatoria abre de par en par la entrada discrecional a candidatos externos y aparta hasta la mitad de las candidaturas para que el Consejo Nacional resuelva su distribución en febrero del 2006. El segundo párrafo del artículo único de esa sección, señala que: “Para el caso de las candidaturas de representación proporcional, se reservarán hasta el 50% del total de las candidaturas para las alianzas con organizaciones sociales, las alianzas políticas y las personalidades.”

Del mismo modo, la sección decimoprimera de la convocatoria señala que cualquier proceso interno de selección podrá ser suspendida en cualquier momento procesal en que se encuentre, en caso de que el Consejo General apruebe reservar el distrito en cuestión a una fuerza aliada.

Así, valiéndose de ese par de artículos, el 1 de noviembre el CEN del PRD reservó los espacios de 20 estados para candidaturas externas o de alianzas y se informó que en un total de 28 entidades, no habría elecciones como lo contemplaba la convocatoria pues se buscaría llegar a un consenso entre los interesados. En Michoacán el proceso consistiría de tres etapas dándole preponderancia especial a las encuestas. Los miembros del CEN del partido no podrían ser candidatos para evitar que abandonaran su puesto de tres años por los que fueron electos en marzo de este año (El Universal, 2 de noviembre, 2005).

Así, al final el PRD reservó un total de 72 por ciento de las candidaturas para aliados y personalidades externas. La decisión fue llevada a primera plana por La Crónica al día siguiente, quien calificaría al hecho como “dedazo”. En cambio, Agustín Guerrero, Secretario de Planeación del PRD, defendería la medida argumentando que ésta se realizó con apego al artículo 13, párrafo 13 del estatuto interno del partido, además que a todos los agraviados se les dio la oportunidad de acudir a los órganos jurisdiccionales perredistas para exponer sus quejas.

La reservación de candidaturas significó la apertura de un amplio margen de maniobra y gran capital de negociación para Andrés Manuel López Obrador y su gente cercana para amarrar alianzas con otros partidos, integrar personas de muy diversos perfiles, así como hacer del PRD un partido con gran atractivo. Algunas de esas aristas y su empleo hasta ahora, son las que abordaré en los siguientes subtemas.


En la próxima entrega, la aduana Cuauhtémoc Cárdenas.

alfredo.diaz.f@gmail.com