jueves, junio 01, 2006

A 100 años... apenas

A.D.F.

Hoy las mujeres y el mundo conmemoran los primeros 100 años de que en Finlandia se concedió la equidad y derechos irrestrictos a ambos géneros para votar y ser votados.

Hace apenas 100 años, el mundo conoció a sus primeras 19 congresistas y hoy, ese país gobernado por una mujer, Tarja Jalonen (recién reelecta para un segundo periodo), es el punto de referencia a nivel mundial por la presencia de las mujeres en el ámbito de gobierno, ya que ocupan el 38% de los escaños. Pero hay un caso aún más llamativo, Rwanda, país subdesarrollado del centro de África es gobernado por un Congreso constituido por el 49% de mujeres.

La participación de ambos géneros en los gobiernos a nivel mundial es muy inequitativa. En México, por ejemplo, el Cofipe (Código que regula las elecciones federales) obliga a los partidos a cubrir un mínimo de 30% de las candidaturas para las mujeres, no obstante este trámite es cubierto a regañadientes: el PRD para este proceso electoral cerró sus listas de mayoría con sólo el 10% de las nominaciones para ese género y terminó completándolas con los últimos lugares de las listas plurinominales (que no llegarán al Congreso). El único caso de un partido que haya cumplido con creces el requisito que en un terreno ideal, ni siquiera habría de existir, fue el extinto México Posible que presentó en el 2003 al 60% de candidatas.

A nivel internacional, las mujeres ocupan el 16.6% de los puestos legislativos a pesar de que hay ejemplos como el italiano, en el que sólo hay 11.5% de féminas, el registro más bajo de la Unión Europea.

No obstante el gigantesco paso que Finlandia dio hace apenas un siglo, habrían de pasar 38 años antes de que Francia (la cuna de la Ilustración) le imitase; 68 antes de que Suiza hiciera lo propio y en México hacen sólo 51 años de que Adolfo López Mateos cumplió su promesa de campaña y otorgara a todos los mexicanos el más fundamental derecho cívico ciudadano. Pero ejemplos peores abundan, Emiratos Árabes Unidos reconoció la posibilidad del voto de la mujer hace menos de un año.

En un proceso que no termina y que muestra avances lentos (como las recientes elecciones en Libia, Alemania y Chile), la participación política de las mujeres debe seguir dando pasos, ayudada por la buena imagen que conservan, pero de la mano con una educación cultural de gran plazo que garantice la equidad de acceso a las oportunidades y no sólo porque una ley así lo determine, sino porque la sociedad demande que la equidad de género sea representada en sus parlamentos, que su composición demográfica haga la justicia y ponga a hombres y mujeres por igual al mando de nuestros países.

alfredo.diaz.f@gmail.com